27.10.06

weary days...

cordura

pongo a nina simone para sentirme triste y extraña. han sido unos días dramáticos. tuve un ataque de pánico por primera vez y no me gusta ni decirlo. es tan ridículo. solo quiero quedarme en casa tomando té, recortando y doblando papelitos compulsivamente, tomando vino, fumando motos sin parar, tal vez bailar un poco cuando empiece a sentirme mejor o más fuerte. me hace falta estar en casa y en silencio. no tener que reaccionar a las conversaciones de nadie. ser incoherente, inocente, creativa y pura. aprender de nuevo a comunicarme tranquila con las cosas de la calle y sus estímulos.

24.10.06

poesía

palencuentro

decir para mí es un silencio
una extraña manifestación
de un montón de voces simultáneas
que cargan sus acentos nasales
con el peso irreversible de un tatuaje
hablo contigo
con tus tantas o tan pocas ganas
de saberme escrita
en tu inventario de lecturas frecuentes
saberme escrita en el olvido
saberme ojos y nada
caprichosas barbaridades
inconsecuentes
todas mías
ideas que se ponen un sombrero
cuando tienen frío
expresiones del mayúsculo lenguaje
del olvido, digo
voy por un laberinto sordo y siento
que el único fin que sana mi delirio
es el placer de redundar en sus rincones
y el destino final de recorrerlo


22.10.06

necesito que te salgas de tus moldes
de las anáforas y las metáforas
y vayas a la carne de las cosas

16.10.06

jaulas de juego

Bronx, NY, fotomía

sereno

se me cayó la noche encima y me dio otra vez catarro. aguanté sereno una par de madrugadas (demasiado frías) en el techo. pero era inevitable desafiar la voluntad espacial del tiempo si para variar se divisaban desde brooklyn un montón de constelaciones en el cielo.

la silla

desde el día de la fiesta en casa hay una silla rota, pieza de utilería que ha alterado el comportamiento de todos en la casa. todavía no nos ponemos de acuerdo sobre qué hacer con la dichosa silla (es bonita y nos gusta tenerla merodeándonos). alejandro quiere remendarla poniéndole una prótesis. hemos conversado sobre ponerle una de las botas que dejó karina a la pata rota. lo que yo quisiera es colgarla en la pared, como saliendo de lado en una esquina. pero todavía no nos decidimos. la silla sigue coja rondando por la casa. la otra noche rachel se cayó de ella y no ha vuelto a acercarse. nosotros insistimos en sentarnos y usarla de sillón. nos divierte balancearnos sobre el eje imaginario de la pata que le falta.
más que nada el verbo y alguno que otro latido es lo que nos mantiene carne
Karina Claudio

para K, por tantas bocanadas de inspiración en estos días


el verbo puede serse de maneras tantas
a veces remite a estadios putrefactos
los recintos del tiempo en el terreno tierno del nosotros
son amenazados por el adverbio estéril
y conjugaciones sin salida ni albedrío

13.10.06

ciudapatía

llevo días, meses ya, habitando un margen
las palabras no se dan tan fácil
sin estímulo y sin rabia
he intentado a toda costa evitar la rabia
para neutralizar el karma
para poder levantarme tempranito cada día
y ser una ciudana responsable-
apática, enajenada, consumidora fiel
de productos fabricados en malasia
mexico indonesia honduras guatemala
india china
ciudadana responsible que pregunta poco
y consume demasiada mierda corporative
y transnacional

al otro lado lo he intentado todo
dejé de ver la tele hace ya años para no caer
fulminada por el hechizo de la propaganda
y la publicidad
quemé libros de historia
destripé los clásicos
prepare un caldo literario con las vainas aprendidas
(mejunje cultural)
ensimismé mis pasos
caminé adelante
limité mis estructuras receptivas
me sumergí en un agua turbia
negro charquito de ciudad llovida
agua llana
contaminada
de bacterias anaeróbicas
bacilos venenosos
protozoarios flagelados
y traté de estar tranquila

mas todavía
me da trabajo aprender a dejar pasar las cosas
aunque la historia pese y pese a la costumbre
aprender que cada nueva orilla implica
un horizonte
que los puentes de a diario se erigieron
para hacer avanzar la humanidad y la civilización
a manos de labor esclava
que debajo de los puentes debe
haber medio millón de gente muerta
y medio millón de historias de dolor

lo cierto es
que no logro acostumbrarme
tampoco a la apatía—
que esta rabia
sigue repitiéndome
aquí estoy