después de tanta pérdida, el fondo de los ríos era solamente eso: un fondo, un golpe seguro en la cabeza, un final de todo. ¿quería eso yo, acaso? no, no lo quería. esta naturaleza iba a seguir luchando por la vida a pesar de la segunda guerra y a pesar de europa y a pesar del afluente destruido y de la desfoliación mundial. yo podía estar un día enamorada y otro no, así yo era, sin importar las veces que trataras de explicarme. jugábamos al perro y a la gata, nos perseguíamos las colas instintivamente. yo buscaba el calor de los motores y las máquinas. tú te acomodabas bien en el reino doméstico de la calefacción. el silencio me habitaba tantas veces, aunque tuviera adentro huracanes de lenguaje, lecciones comunicantes programadas previamente en mí, esa tendencia natural de madre, incluso. todo en mí lo resistía. qué revuelo.
24.07.2006 / libreta vieja
5 comentarios:
Esas libretas viejas son las mejores. Al menos para mí, que me gusta escudriñar el pasado, un vicio tonto, pero que a veces sirve para uno que otro cuentico.
"el silencio me habitaba tantas veces, aunque tuviera adentro huracanes de lenguaje"
Cuantas veces hay que contenerse o simplemente las palabras no salen en el momento adecuado. Al rato uno se dice, Contra debi haber dicho aquello o lo otro, pero no se me ocurrio. si ahora mismo l@ tuviera de frente se lo diria.
Me gustó el juego que hiciste con el ambiente.
no ire de traje
una encuentra en las libretas viejas asuntos del pasado que todavía duelen desde que empieza el día. No hay un día en que no piense en él, que pasó. Es difícil jugar a ser la mamá si somos tan niñas.
pd: Pobre luciérnaga atropellada.
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