hay que estar loca para ponerse a escuchar los ritmos interiores que no paran de decirle a una tantas cosas, tantas, que bastarían para poblar otra vez a América de voces después del terremoto, después de la masacre, después de la dictadura, después del huracán. soy tantas veces una misma hablando con mi cuerpo. perder la cordura es, precisamente, esto: abandonarse, darle plena libertad al pensamiento que traiciona mis nobles intenciones de ser justa o ecuánime. yo no sé guardar la compostura o la guardo tan bien que no la encuentro. una dice que es poeta --te atreves a afirmarlo ciegamente-- y eso, así de simple, lo justifica todo.
1 comentario:
Nunca encuentres la cordura...
que tu loca y desenfrenada palabra
me estremece cada poro,
cada rincón empolvado del alma.
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