
14.10.11
25.9.11
15.9.11
arcanos mayores
tallernautas
7.9.11
lecciones chinas
sólo un cuenco vacío puede llenarse
por eso
no volví a visitar al hombre rubio que vive junto al río
aunque juntara leña y preparase sopa
y me abrazara de noche en otro idioma
por eso dejé de buscar el azar
que me llevara a encontrarme por azar con mi vecino
aunque él tuviera el pelo largo, un perro
y me regalara flores
por eso ya no sonreí a los músicos, los artesanos
aunque el pueblo se llenara de viajeros hermosos cada jueves
y la noche estuviera abierta
y alguno de esos hombres
quisiera cocinar el desayuno del viernes
en mi casa
por eso no volví a levantar vagabundos en la calle
hombres-luz con los ojos heridos de viento y los zapatos rotos
hombres que dibujaban transeúntes en una libretita
hombres vagabundos empuñando una gubia
silbando hojas muertas en el parque central
hombres vagabundos que me sedujeron tanto
por eso quemé mis diarios y destruí el deseo inconcluso
que me ataba a los hombres que no me hicieron caso
ellos también ocupaban demasiado aire dentro de mí
por eso dejé de atragantarme de culpa o desamparo
y dejé que se fueran por fin
los hombres que hace tiempo se habían ido
su fantasma con eco
su cola de cometa muerto
su viejísimo reclamo fermentado
ya no quise
ya no pude
piel de albergue
corazón de alcohólicos anónimos
filántropa burguesa aventando carne a los perros con sarna
cerré por remodelación el cántaro
los eché (dificultosamente) a todos de mi casa
crucé mis piernas transitadas en forma de loto marchito
escuché por fin mi vulva silenciosa
reconstruí mis dientes y dormí
toda la noche
sólo entonces
mi cuerpo vacío
fue bello
nuevamente
deme té
viajamos en alfombra voladora
al mundo de todo lo posible
no entendí su lengua ni su ruido
la textura del aliento me llenó los ojos
me jalaron de los pies y de las manos
hacia los extremos del horizonte
(donde llega toda la fe perdida)
allí los dioses son muchos
y bailan constantemente
la Realidad tiene una puerta sin llave
y sin camino
30.6.11
vida retirada en el pabellón del bosque
no es más que un pedazo del campo abierto:
no hay aldaba en la puerta
ni huéspedes que llamen a ella.
Por encima de la cerca pasan cada anochecer
unas jarras de vino delicioso
y la persiana de mi alcoba
se extiende hasta el nido de golondrinas en el techo.
Por la colina llena de flores y hierbas pasa ligero el viento
mientras en lo alto de las ramas del cerezo en flor
cuelga la luna clara entrecubierta de nubes.
Ya sé que habrá en la primavera
más luz para iluminar mis versos y mis pinturas;
mas para no deshacerme de este lánguido solaz,
tiré lejos hasta mi pluma y mi tintero.
SIN-WI (S. XVIII-?)
(o San Cristóbal de las Casas 2011)
27.6.11
Un poema de Elena Salamanca
Yo fui una novia inconclusa.
Me regalaron flores
que nunca olí.
Alguna abeja venenosa, adentro de la flor, podía picarme.
Y yo,
alérgica,
no quería morir de amor.
Elena Salamanca, El Salvador, 1982: http://huelvelena.blogspot.com
I was an unfinished bride.
They gave me flowers
which I never smelt.
A poisonous bee inside the flower could’ve stung me.
And,
allergic me,
didn’t want to die for love.
Traducción por/Translation by Nicole Cecilia Delgado + Tom Slingsby
12.6.11
notas sobre notas sobre el fin del mundo

Notas sobre el fin del mundo es un libro que se destruye a sí mismo. Ya en el Bestiario del perro, libro publicado en el 2009, René Morales había preparado el terreno para la destrucción de éste, su poemario más reciente: “es aburridísimo preocuparse por el tiempo, no puede haber oficio más mierda”, escribe en su poema NO TENGO PRISA ANTE LA ÚLTIMA LLUVIA. Pero el tiempo apremia y la preocupación por el mismo es una característica inevitable de nuestra realidad.
Frente a los ruidosos discursos acerca de las profecías del 2012, el poeta chiapaneco se ve urgido a bosquejar sus propias profecías. Sin embargo, conscientes de que -haciendo eco de uno de los versos del autor- “toda predicción acerca del fin del mundo habrá fallado o se habrá quedado a kilómetros de la realidad”, los poemas de este libro pueden leerse como una serie o juego de antiprofecías en las que lo único que desaparece de la faz de la tierra es la humanidad. Luego el resto de los seres quedan suspendidos en un tiempo que no transcurre, porque ha desaparecido la única especie empeñada en llevar la cuenta.
Así mismo, con cierto afán ordenador, René divide su poemario en cinco partes o “tiempos”, llamados respectivamente: “un día antes del fin del mundo”, “un segundo después”, “pormenores apocalípticos de un viaje al centro de la tierra”, “textos sobre residuos orgánicos infecciosos” y “el triunfo de los justos”.
El lenguaje de la poesía de René Morales es, en principio, simple y cotidiano. En sus versos pastan las bestias, sale el sol (“espléndido”), se descompone la carne, los perros merodean las sobras. Su poesía es breve, directa, honesta, carente de pretensiones intelectuales. En los versos de Notas sobre el fin del mundo todo parece estar quieto, detenido en una imagen que salta a la vista cualquier día de la semana. Pero a partir de esa sospechosa quietud que se detiene en sus poemas, la cotidianidad se convierte ella misma en el augurio de la destrucción (que se repite). Y la calma se transforma en asco, en desesperanza y el lenguaje toma la voz de una putrefacción post-mortem, llena de moscas y de aves de carroña, ante la cual la única salida es el destierro.
Pero, si el libro se destruye a sí mismo, ¿qué sobrevive? El fin del mundo es un pretexto para que el autor despliegue su nihilismo y lleve a cabo, al menos metafóricamente, la “larga lista de asesinatos que [ha] deseado”, perdonándole la vida solamente a la hierba, a los pájaros, al “viento acariciando el pelaje de las yeguas”: una naturaleza que existe a pesar de las profecías porque desconoce el tiempo.
lo grave
30.5.11
14.4.11
3 poemas de Ricardo León Peña Villa
A estas horas
mi cielo es diciembre y luces
una pistola de chocolate
un cohete Apollo II
que sostiene bolitas de icopor
como hombres en la luna.
A estas horas
trepida mi corazón
y la pólvora rompe el silencio
que no hay en navidad.
A estas horas
soy un niño agradecido
del padre muriente,
de las historias de amor
y de la vida.
Testamento
Cuando muera
quien pague la cremación
se llevará mi tesoro.
Una caja de cartón
atestada de papeles
que la historia manchó de amarillo
color tiempo.
Han de ser mezcladas las cenizas
con la tierra desnuda.
Si las flores llegan,
habré sido lo que muestren.
En caso de maleza
no habrá nada que decir.
Mi niño autista
Escupo sobre las colillas del cenicero
para asquearme
y por ende ahondar la angustia
del sucio de hoy
que empieza el otoño
y su calvario.
El susto
la suerte
la muerte
mi telúrica piel
mi corazón trepidante
revienta lento.
En una de estas me voy
con la exfanfarria puesta en mí
ebrio de poesía
o muerto de risa.
de treintaitrés (New York: Bitácora de vuelo, 1996)
11.4.11
6/2009

30.3.11
la noche
renuncié a los oráculos y me siento sola.
no quiero estar en la calle.
sigo sumando aviones a mi horario.
esta escritura para quién por qué hasta cuándo.
esta escritura con dolor de espalda.
ahora, sólo con ella puedo dialogar.
tecnología nueva.
unos vídeos de xavier leyendo sus poemas.
mi remota desconexión.
canastas, latas y cajas de madera.
papeles estampados que sirven para algo.
entró un insecto a mi cuarto