23.5.07

porfa, porfa!

hoy amanecí con un deseo muy grande de releer por vez incontable los poemas de Invitación al polvo de Manuel Ramos Otero, amanecí con un deseo sin nombre de leerlos en voz alta, con un deseo imposbile de llenarme la boca de sus secreciones íntimas, amanecí con el deseo frustrado de hacerlo reverberar sostenidamente con mi voz.


¿alguien que lo tenga cerca, me regala
(¡porfa, porfa!) algún poema?

7 comentarios:

  1. Manuel Ramos Otero
    La mayoría moral, intachable y serena

    Usted comprenderá: yo nunca fui de los suyos.
    He podido reír en una cena, aceptar un convite,
    simular que estaba de acuerdo con el modo
    eficaz en que han ido cuadriculando el mundo...
    Ellos llaman Orden a su vida, y se ponen
    palmas, insignias, construyen colegios, iglesias,
    miran con respeto a las alturas jerárquicas,
    emulan, engañan, se perdonan, bendicen...
    Nunca fui de los suyos, pese a cierta apariencia.

    Pertenezco a las afueras, al margen,
    a la vida ágil y sucia que se escapa
    de su red de soga. En lo que a ellos
    les duele y asusta yo hallé la bondad.
    Mi corazón está lejos y está lejos mi alma.
    Mi camino se ha forjado en lo oscuro.
    Perdonaban mi pasión y su belleza.
    Si no exagerábamos, si no nos excedíamos,
    estaban dispuestos a tolerarnos, liberales.
    La hermosura de los muchachos les ofende.
    Les irrita otra pasión, porque en la red ven
    un roto grande, y les grita el vértigo.
    Somos una espada sobre su cabeza.
    Pirados, vividores, alevines de nada.
    Hombres y muchachos en un extraño nudo.

    Nunca fui de los suyos. Los odio. Los detesto.
    Su vida levanta comandancia y estados.
    Su vida es un cuarto de estar con aduana.
    Jamás con ellos, aunque no esté seguro de mi sitio.

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  2. Manuel Ramos Otero
    10

    De Invitación al polvo,
    Editorial Plaza Mayor, 1994 (segunda edición).




    10

    Tus manos José tus dedos José
    tus brazos José tus hombros
    tus labios José tus besos José
    tus ojos José tu pelo
    todo en mis manos José
    todo tu cuerpo en mis manos
    todo tu sudor José para mi único vaso
    de carne cristal José de papel y de palabras
    como un bolero de barcos que al puerto llegaron.
    ¿En qué fábrica José te hicieron como te hicieron?
    Virgo de barro José huevo de hierro forrado
    que no se atreve a nacer
    por miedo a ser desplumado
    y quiere seguir callado
    cayendo de lado a lado
    como borracho olvidado
    de la Cuba que te trajo
    hasta este exilio José
    espejo del que te ha amado
    y aquí está mi pelo plateado José
    y mis besos y mis labios
    y mis hombros y mis brazos
    y mis dedos y mis manos
    todo sudado José poema y cuerpo sudados.

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  3. Poema 23, Invitación al Polvo

    Por Manuel Ramos Otero

    Éramos flores desterradas desde un Caribe ancho
    y luminoso a un apartamento nocturno y estrecho.
    Éramos un recuerdo distinto y similar de voces
    amorosas que quedaron atrás encerradas en el
    mar, jugando al escondite por bosques milenarios y
    volcanes dormidos. Éramos todo eso y mucho más:
    el eco de un espíritu sincero que cambió brisa
    por humo, fuego de sol por ceniza, gente de carne
    y hueso por máscaras anónimas, hombres de la
    ciudad que en el amor volvieron a sus islas infinitas.
    Cubanacán boricua y Borikén cubano, finalmente
    abrazados, con las alas cortadas falsificando
    vuelos, como cambiando pétalos por plumas.
    Éramos boleristas de la misma loseta: vereda
    tropical y niebla de riachuelo, un desvelo de amor
    bajo Venus, olas y arenas de una nave sin rumbo,
    besos de fuego para una canción desesperada,
    yo era una flor y tú mi propio yo. Con lágrimas
    de sangre quise escribir la historia que ahora escribo
    con sangre, con tinta sangre, del corazón. Éramos
    compañeros del desorden profundo, pasión de
    vellonera hombres por fuera y por dentro, no
    solamente cuerpos sino historia. Éramos la victoria
    de amarnos sin prejuicios, sin posesión ni celos,
    sabiendo que lo eterno dura un segundo. Éramos los
    remeros de la misma galera en busca de esa isla que
    al final los libera. Éramos mucho menos
    de lo que ahora somos.

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  4. 7
    Manuel Ramos Otero

    ¿Quién habrá inventado a Dios y al demonio del amor,
    a la herencia de la muerte, a la apariencia que dura
    como si fuera la cuna de la vida y de la suerte?
    ¿Por qué es que uno se pierde para ir de dos en dos
    sin que se rompa el espejo, si yo no soy el reflejo de la caricia en mi vientre?
    Yo también quisiera hijos si no es porque soy poeta
    y mis hijos son palabras que crecen sobre el papel.
    ¿Soy papel o soy poeta?, se ha preguntado mi alma en la cruel y eterna noche del mar que jamás se calma.
    ¿Y qué haré cuando esté viejo y los que amé se hayan muerto
    o qué si muero esta noche y aquél que me amó perdura?
    Sólo si hay sol habrá duda porque la noche es mi reino
    de abandonos y locuras, como la araña que jura
    que su baba no es la miel de su tierno laberinto
    sino máscara que al viento hace ocultar su delirio.
    Sólo sé que sólo quiero continuar a la deriva
    como el barco que enmohece sin sentir frío en la orilla
    y se vuelve a preguntar, si lo reconoce un puerto,
    ¿estoy vivo o estoy muerto, o tan sólo es una herida?

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  5. Me gusta mucho tu blog, qué buena onda que viajes por el mundo, que tengas un pedazo de corazón en muchas partes. Qué buena onda.

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  6. Anónimo12:56 p. m.

    No digais que por falta de su bicho
    mi verso resplandece hasta que arde
    el culo es llamarada por la tarde
    de noche, como Dios vuelve a su nicho.

    Si el lector me rachaza por cobarde
    por miedo a la verdad es que lo ficho
    tentación de poeta es lo entradicho
    ignorancia juzgar por puro alarde.

    Que no compre mi libro por la fama
    para ser en la esquina muy discreto
    que hasta muerto mi tumba será cama

    una orgía de huesos y esqueleto
    apasionado mármol para el que ama
    bajo el sol y la luna sin secreto.

    MI FAVORITO

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