6.6.12

V



La noche de San Juan
está llena de agentes policíacos.
Espárragos azules.
Es noche empistolada, amazona de pólvora.
Su ternura crepita en la miaja jurídica
del código.
Todo para que no le rompan
la inocencia a los lirios
que el sol deja sembrados en las nalgas
del muro. Para eso se hicieron los revólveres,
su pum-pum, su trac-trac y su aullido.

Recios y encabritados se clavan
bajo el ala sensual de las palmeras,
se insertan en el beso fecundo de los
novios, se imprimen en la atenta
retina del farol.

Los produce la sombra
(como el charco a las ranas)
con pisadas de cuero,
la blindada postura y el cansancio despierto.

Rigen en las aceras como altivas parábolas
decorando la noche con cordiales gruñidos,
con legajos timbrados y con jueces calientes.

Marigloria Palma
en La noche y otras flores eléctricas
1976

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