es necesaria
esta forma de hacer arte con el cuerpo lleno
de placer
sólo ahora
empiezo a probar esta ciudad como se debe por
las tardes
aunque me presione
el dinero terrible del fondo monetario
internacional y la mordida del neoliberalismo
en mi familia más nadie oye jazz
estas malas costumbres no son heredadas
Certeros versos.
ResponderEliminarNos leemos.
Saludos.
Dichosos los tiempos en los que en tu familia se escuchó jazz… en la mía nunca hemos superado a timbiriche ni a magneto
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