poco a poco, rinconcito a rinconcito, voy escrutando el valor (emocional, sobre todo) de cada una de mis pertenencias. las hay de cuatro tipos: descartables, que van a parar a la basura; importantes, que ya han cumplido su función en mí y van repartiéndose entre amigos y cercanos; prescindibles, que irán a parar a casa de mi madre en puerto rico; y las indispensables, estos raros objetos mágicos que viajan conmigo.
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