30.6.11

vida retirada en el pabellón del bosque

El pabellón solitario en el bosque
no es más que un pedazo del campo abierto:
no hay aldaba en la puerta
ni huéspedes que llamen a ella.

Por encima de la cerca pasan cada anochecer
unas jarras de vino delicioso
y la persiana de mi alcoba
se extiende hasta el nido de golondrinas en el techo.

Por la colina llena de flores y hierbas pasa ligero el viento
mientras en lo alto de las ramas del cerezo en flor
cuelga la luna clara entrecubierta de nubes.

Ya sé que habrá en la primavera
más luz para iluminar mis versos y mis pinturas;
mas para no deshacerme de este lánguido solaz,
tiré lejos hasta mi pluma y mi tintero.

SIN-WI (S. XVIII-?)
(o San Cristóbal de las Casas 2011)

27.6.11

Un poema de Elena Salamanca

Ejercicio mientras sirven la cena: Novia inconclusa

Yo fui una novia inconclusa.
Me regalaron flores
que nunca olí.
Alguna abeja venenosa, adentro de la flor, podía picarme.
Y yo,
alérgica,
no quería morir de amor.

Elena Salamanca, El Salvador, 1982: http://huelvelena.blogspot.com


*
Exercise while dinner is served: the unfinished bride

I was an unfinished bride.
They gave me flowers
which I never smelt.
A poisonous bee inside the flower could’ve stung me.
And,
allergic me,
didn’t want to die for love.

Traducción por/Translation by Nicole Cecilia Delgado + Tom Slingsby

12.6.11

notas sobre notas sobre el fin del mundo

Notas sobre el fin del mundo es un libro que se destruye a sí mismo. Ya en el Bestiario del perro, libro publicado en el 2009, René Morales había preparado el terreno para la destrucción de éste, su poemario más reciente: “es aburridísimo preocuparse por el tiempo, no puede haber oficio más mierda”, escribe en su poema NO TENGO PRISA ANTE LA ÚLTIMA LLUVIA. Pero el tiempo apremia y la preocupación por el mismo es una característica inevitable de nuestra realidad.

Frente a los ruidosos discursos acerca de las profecías del 2012, el poeta chiapaneco se ve urgido a bosquejar sus propias profecías. Sin embargo, conscientes de que -haciendo eco de uno de los versos del autor- “toda predicción acerca del fin del mundo habrá fallado o se habrá quedado a kilómetros de la realidad”, los poemas de este libro pueden leerse como una serie o juego de antiprofecías en las que lo único que desaparece de la faz de la tierra es la humanidad. Luego el resto de los seres quedan suspendidos en un tiempo que no transcurre, porque ha desaparecido la única especie empeñada en llevar la cuenta.

Así mismo, con cierto afán ordenador, René divide su poemario en cinco partes o “tiempos”, llamados respectivamente: “un día antes del fin del mundo”, “un segundo después”, “pormenores apocalípticos de un viaje al centro de la tierra”, “textos sobre residuos orgánicos infecciosos” y “el triunfo de los justos”.

El lenguaje de la poesía de René Morales es, en principio, simple y cotidiano. En sus versos pastan las bestias, sale el sol (“espléndido”), se descompone la carne, los perros merodean las sobras. Su poesía es breve, directa, honesta, carente de pretensiones intelectuales. En los versos de Notas sobre el fin del mundo todo parece estar quieto, detenido en una imagen que salta a la vista cualquier día de la semana. Pero a partir de esa sospechosa quietud que se detiene en sus poemas, la cotidianidad se convierte ella misma en el augurio de la destrucción (que se repite). Y la calma se transforma en asco, en desesperanza y el lenguaje toma la voz de una putrefacción post-mortem, llena de moscas y de aves de carroña, ante la cual la única salida es el destierro.

Pero, si el libro se destruye a sí mismo, ¿qué sobrevive? El fin del mundo es un pretexto para que el autor despliegue su nihilismo y lleve a cabo, al menos metafóricamente, la “larga lista de asesinatos que [ha] deseado”, perdonándole la vida solamente a la hierba, a los pájaros, al “viento acariciando el pelaje de las yeguas”: una naturaleza que existe a pesar de las profecías porque desconoce el tiempo.


lo grave

de súbito, como una granizada, ya no me gusta tanto San Cristóbal de las Casas. todo me parece frívolo, como una puesta de teatro demasiado cínica. alimentos orgánicos, hortalizas, maestros yoguis, bicicletas y hermosas calles peatonales llenas de viajeros y de mayas ahora no son suficiente porque no son la realidad del mundo (aunque cerca de aquí existe un lugar mítico que así se llama, La Realidad). aquí no hace falta mi trabajo porque todo está hecho. aunque creo que el vacío lo tengo adentro y lo grave es eso.