9.4.07

quehacer


lanzarle varitas al fuego, nuestra única costumbre.
permanecer a la intemperie de los signos.

otra vez el fuego y el silencio. un silencio que se llena de sonidos nocturnos. la combustión nos calla, nos expulsa de la estructura racional de los idiomas y de las formas rígidas de la poesía. el fuego cambia. nunca se está quieto. conoce la forma de la lanza y la redondez del círculo, sabe de la fragilidad del árbol seco y de la espina, de la fugacidad del rayo, del viento y de sus mañas, sabe luz. quiero volver a la intemperie y encontrar tu esencia frente al fuego.

1 comentario:

María Tabares dijo...

Si no digo es por que reconozco con el corazón la verdad que dice y sólo puedo, como el fuego, con el poema estar.