10.5.07

apuntes sobre la lluvia


pero mirar los barrenderos y las nubes y las vendedoras ambulantes que ofrecen peines y cucharas de madera me entristece, el silencio de los taxis y las macetas secas, los ciclistas bajo la lluvia, las ambulancias atoradas en el tráfico, el claxon de los carros, los boletos del metro, el polvo acumulado en las esquinas de las escaleras, las puertas cerradas de las casas antiguas, los andamios, la rutina a color de los semáforos, las bolsitas usadas de té, los forros de plástico de los puestos de periódicos con revistas viejas, la corbata a rayas de algunos deambulantes, (pensar en la maga hablando con la clochard mirando el sena y pensar en los clochards enamorados), los puentes rotos, la incongruencia de la prisa, mi falta de fe me pone triste, la cualidad inanimada de las cosas, los tréboles simples que crecen sin invitación entre las flores. tal vez sea eso, que ayer xavi me dijo me gustan tus intuiciones de la maga y yo sentí otra vez la náusea y el desánimo, el odio por la vida en ciertos días, la guerra del espejo y el reflejo, el desagrado mutuo del texto y el autor. y digo xavi porque así me siento cómoda de decir cualquier barbaridad, de decirle, a costa de sonar dramática, que hoy tengo un ánimo suicida, que hoy la calle parece un precipicio y estoy a punto de tirarme al fuego como si fuesen mis huesos leña seca. eso, las tardes grises me entristecen, sobretodo en estos días que llueve a las mismas horas y no puedo evitar andar dispersa, distraída en mi monólogo de tinta, contaminando el medio ambiente con tanto papel garabateado. saberlo me entristece, que el único fin de la poesía sea contaminar las calles o contaminar los pensamientos y ensombrezco, me engriso, soy más triste todavía que los sauces secos o las camas solas o los viejos ciegos, más triste que una aliteración de haches, que un gato sordo frente al mar. y miro la lluvia porque no hay de otra, ese cine húmedo que en la ciudad se ensucia, miro el esmog, que baja al suelo y nos aplasta denso, ensombrecido. el sonido de la lluvia se parece al llanto y lloro en estos días más que de costumbre, lloro, me nublo, me oscurezco, soy un silencio fértil y me da trabajo el intercambio, no tengo tolerancia con los gestos de violencia cotidiana de los que abusa alguna gente (sobretodo si conducen un auto o están en un puesto de poder). y me retiro. mi disfraz social desaparece y soy un grito feroz, mueca con colmillo, apenas blanca y negra, dual, simple, precaria, inhábil.


ya no lo evito. las tardes grises me entristecen.

6 comentarios:

Antonio Mundaca dijo...

seguira lloviendo?

Christian Ibarra dijo...

uf.

Anónimo dijo...

y de nada sirve decirte lo que le digo a todo el mundo por estos dias: has que juegue a tu favor.

Hoy, artista dijo...

Me siento así también, pero mañana seguro, seguro, sale el sol. ¡Te quiero!

María Tabares dijo...

Por acá se supone escampó y afuera el sol colorea las calles. Sin embargo, la angustia y la tristeza me tiñen con idéntico color que el agua-cero feliz que hoy que te empapa.
¿Será que alguién tendrá de casualidad una sombrilla que pueda prestarnos?

Alina Reyes dijo...

yo ando en las mismas, he mirado con vértigo más allá del andén en el subway, pero riéndome de mí misma y sintiendo que no, no saltaría. para qué perderme los momentos de euforia -breves, pero ya han comenzado a regresar; las caminatar a solas, los coqueteos con uno mismo, o no?
hay que sacarse a pasear, comprarse ropa linda, hacerse comida rica, regalarse...