22.10.07

Gerardo

Gerardo llevaba tres semanas sin lavar la ropa. Desde que Margarita, su madre, se negó rotundamente a consentir a su vagancia, la ropa no hace nada más que amontonarse, apestosa, en una esquina del cuarto. Para colmo de males, tienen la lavadora dañada. Yo me entero por sus gritos. Eres un desconsiderado, un bueno para nada, igualito a tu padre. PERO MAMÁ. A mí, la verdad, Gerardo me parece un manganzón. Es mayor que yo y se comporta como un niño gritón y malcriado. Estoy del lado de la madre en todas sus discusiones. Aunque ella siempre trae cara de amargura. No es para menos, con semejante hijo. Él me desagradó desde la primera vez que puso su música espantosa a todo volumen. Como si a los vecinos nos gustara oír a Luis Miguel. Maldita sea, todos los vecinos son iguales. En todos los lugares que he vivido pasa lo mismo. Les da con poner la misma canción, alguna que sea horrible, consecutivamente. Toda la tarde, la misma canción horrible, una y otra vez, una y otra vez. Pero lo peor son sus amigotes que no son capaces ni de tocar a la puerta. Llegan por la mañana, en sus motos escandalosas y le gritan desde abajo para que salga a la calle. GERAAAARDOOOOOOOO. Vaya a saber qué hacen durante el día, como diría su madre. Pero de lo de la ropa me enteré de otra manera. Anoche Gerardo estaba lavando a mano, y la sombra de su cuerpo se veía muy extraña desde la ventana de la cocina de mi casa. Tengo un ángulo muy poco privilegiado desde aquí. Anaïs y yo casi jurábamos que le estaba metiendo mano a alguien. Sólo veíamos la sombra del movimiento de sus brazos y su espalda; llevaba un ritmo sexual muy atinado. Cualquiera diría. Todo el rato me estuve preguntando quién podía ser la loca, la atrevida, la valiente. Pero al cabo de treinta minutos llegamos a la conclusión de que semejante bicho no sería capaz de durar tanto, más bien tiene cara de minuto y medio. Entonces fue que Ximena vio un bulto de ropa entre sus manos, y nos dimos cuenta de qué hacía Gerardo realmente. Resultó mucho más divertido imaginarlo lavando ropa que cogiendo con alguna inconsciente. ¿Quién se atrevería a andar con ese tipo? Deben tener la lavadora dañada. Eso, o su mamá no le permitió siquiera usarla, para que aprenda.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta esta pequeña crónica. En mi infancia, yo tuve a una vecina dominicana que ponía una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, "El pelo suelto" de Gloria Trevi y "Burbujas de amor" de Juan Luis Guerra. La primera, porque dizque era con lo único que su hijo de como 2 años se tranquilizaba. La segunda, me imagino que por nostalgia. Ella se mudó de allí como 5 años antes que yo. Yo me mudé hace 2 años. No lo vas a creer, ¡pero ahora vivimos en la misma calle otra vez! Ahora el hijo no necesita música, pero pasa a diario por frente a mi casa, a veces con un bonche de adolescentes ruidosos.

Anónimo dijo...

Hmmm, voy a escribir sobre esto más. ¿Te acuerdas la historia del muchacho de la guagua que luego me encontré de mesero en Macaroni? La escribí gracias a ti. A veces me suele pasar eso contigo.

:)

Anónimo dijo...

juajuajua, me gusta muchísimo. un abrazo

nicolececilia dijo...

isabel, claro que me acuerdo. de hecho, cuando terminé este textillo pensé en ti. me pareció tu tipo de humor.

Hoy, artista dijo...

Me mataste de la risa! Me imagino mirando desde tu ventana (chévere tener una imagen real de tu cocina!) Te cuento que mis vecinos son unas cuantas iglesias protestantes, y antes, una doña gorda que todos los domingos por la mañana amanecía borracha al otro lado de la avenida Lexington gritando a toda boca las peores palabras boricuas con "ch" que te puedas imaginar. Bueno, al menos sirve para escribir algo que haga a alguien matar el aburrimiento....

cristóbal dijo...

mis vecinos del frente son religiosos y le regalaron a sus niños una máquina karaoke en navidades, que ellos usaban para predicar a sus muñecos y para cantar canciones de cristina aguilera. de hecho, a veces rompían en canción de cristina aguilera en medio de la predicación. esta escena todavía es una descripción vivída de una de los círculos de mi infierno.

Anónimo dijo...

Aw

Mara Pastor dijo...

gente, yo vi a gerardo, le tomé fotos tal paparazzi. los mexicanos pegan esas manías. aunque nicole no les cuenta es que ella también es la novela de gerardo, que ya no puedo sino culequear todo el día en el balcón ligándose la vida de la nic, que es maravillosa, a diferencia de la del. el mal del manganzón...