20.2.09

poesía subterránea

anoche subí al metro a las 11:30. alex quería que me quedara a tomar un par de cervezas con ellos, pero yo insistí en que necesitaba irme en metro, despertar temprano hoy y trabajar mucho, qué sé yo.al subir al vagón (muy pocas veces está una consciente del vagón del metro al que se sube y ésta no era una de esas veces), me sorprendió encontrar a una muchacha, de mi edad, tal vez, declamando poemas. tenía un enorme hícuri tatuado en el hombro derecho, y una estrella roja en el codo izquierdo. también llevaba un piercing en el labio inferior y grandes plugs en los lóbulos de las orejas. vestía una blusita sin mangas. y creo que botas. proyectaba su voz admirablemente. en ese justo momento recitaba un poema sobre el destino. el movimiento de su cuerpo daba énfasis a sus palabras. de vez en vez golpeaba el suelo con uno de sus pies.
después se presentó, pidió dinero. pidió sonrisas si no querían o no podían darle dinero. yo recordé que en mi bolsa traía una copia de intemperie (creo que el hícuri de su hombro derecho me hizo recordarlo) y le regalé poesía. ella se sacudió un poco. parecía que recibir poesía en el metro, a esas horas, era inesperado para ella como para mí. luego se metió el librito adentro del pantalón, tal vez, incluso, adentro de sus calzones. "aquí lo voy a guardar, para que vaya seguro" o algo así me dijo. a cambio, recitó otro poema. embríagate, decía. y prosiguió a enumerar muchas cosas de las que uno puede embriagarse en la vida. amor, paz, sabriduría, etcétera. proyectaba su voz admirablmente. volvió a darme las gracias, y se movió a otro vagón.
yo aproveché para sacar mi libreta de estos días y escribir un poco en los márgenes de mis nuevos dibujos a lápiz. "ella tenía un enorme hícuri tatuado en el hombro derecho, y una estrella roja en el codo izquierdo", escribí. me sentía bien, afortunada. después de tres paradas bajé del tren. caminé unos pasos, y cuando volví la vista, ella me miraba desde otro de los vagones. me dijo adiós con la mano. le regalé una sonrisa. y me fui a casa.

3 comentarios:

Lorena Illoldi dijo...

por esas cosas adoro al df...

María Tabares dijo...

Mágicos encuentros para siempre.

Te quiero, equeña desnuda Nicole.

María

Norka Pérez Lozada dijo...

QUE LINDA HISTORIA.