Extravío
Traducción de Nicole Cecilia Delgado
El nombre del autor es lo primero que se va
obedientemente seguido por el título, el argumento,
la conclusión desgarradora, la novela entera,
que de pronto se convierte en una que no leíste nunca,
ni siquiera oíste sobre ella,
como si los recuerdos que abrigabas, uno por uno,
decidieran retirarse al hemisferio sur de tu cabeza,
a una pequeña villa pesquera sin teléfonos.
Hace tiempo despediste a los nombres de las nueve musas con un beso
y miraste empacar sus cosas a la ecuación cuadrática,
e incluso ahora mientras memorizas el orden de los planetas,
algo más se está yendo, la flor nacional, quizás
la dirección de un tío, la capital de Paraguay.
Lo que sea que es lo que insistes recordar,
no se posa en la punta de tu lengua,
ni siquiera merodea por una esquina tenebrosa de tu melancolía.
Ha flotado lejos en la corriente de un oscuro río mitológico
cuyo nombre, te parece, empieza con L,
avanzado en tu camino al olvido donde te sumarás a aquellos
que han olvidado hasta cómo nadar y cómo se corre bicicleta.
Con razón te levantas a mitad de la noche
para buscar el dato de una lucha famosa en un libro de guerra.
Con razón la luna en la ventana parece haber salido
de un poema de amor que una vez supiste de memoria.
Traducción de Nicole Cecilia Delgado
El nombre del autor es lo primero que se va
obedientemente seguido por el título, el argumento,
la conclusión desgarradora, la novela entera,
que de pronto se convierte en una que no leíste nunca,
ni siquiera oíste sobre ella,
como si los recuerdos que abrigabas, uno por uno,
decidieran retirarse al hemisferio sur de tu cabeza,
a una pequeña villa pesquera sin teléfonos.
Hace tiempo despediste a los nombres de las nueve musas con un beso
y miraste empacar sus cosas a la ecuación cuadrática,
e incluso ahora mientras memorizas el orden de los planetas,
algo más se está yendo, la flor nacional, quizás
la dirección de un tío, la capital de Paraguay.
Lo que sea que es lo que insistes recordar,
no se posa en la punta de tu lengua,
ni siquiera merodea por una esquina tenebrosa de tu melancolía.
Ha flotado lejos en la corriente de un oscuro río mitológico
cuyo nombre, te parece, empieza con L,
avanzado en tu camino al olvido donde te sumarás a aquellos
que han olvidado hasta cómo nadar y cómo se corre bicicleta.
Con razón te levantas a mitad de la noche
para buscar el dato de una lucha famosa en un libro de guerra.
Con razón la luna en la ventana parece haber salido
de un poema de amor que una vez supiste de memoria.
4 comentarios:
que chulo!
que buena traductora que sos, amiguis...
Ayyy, yo sé que es eso del olvido. ¿Y de que sirve un escritor sin memoria?
Besos princesa, tenemos que vernos y cheliar
Contra todo lo que nos conforma se opone el olvido...pero no cualquier olvido, es es terrible malestar que surge por si mismo, que borra a diestra y siniestra: despreocupado y sordo, deborando cosas que quiza juaramo nunca dejar partir...
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