es necesaria
esta forma de hacer arte con el cuerpo lleno
de placer
sólo ahora
empiezo a probar esta ciudad como se debe por
las tardes
aunque me presione
el dinero terrible del fondo monetario
internacional y la mordida del neoliberalismo
en mi familia más nadie oye jazz
estas malas costumbres no son heredadas
2 comentarios:
Certeros versos.
Nos leemos.
Saludos.
Dichosos los tiempos en los que en tu familia se escuchó jazz… en la mía nunca hemos superado a timbiriche ni a magneto
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