hoy vimos en viejo san juan a una mujer loca descalza, con esa
mirada de fuego que tiene más aguda la gente loca, escribiendo de prisa (prisa
de loca) poemas en una libretita. arrancaba los papeles y los tiraba al piso.
rubén y yo nos acercamos a leer. después él dijo ‘¿y si la poesía es solamente una
enfermedad una patología que la sociedad asume como poco peligrosa y nos permite
ejecutarla?’
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