24.5.05

gentrification

mis panas me preguntan porqué te gusta tanto ir pal lower east side pa casa de ricardo por qué. ayer caminaba por estas calles llenas de historia, descifrando los grafittis viejos que se camuflajean con los stickers del milenio nuevo. y es que esos grafittis que peña va descifrando mientras lo acompaño a que compre sus garets y de una vuelta al bloque me revelan una historia que también es mía aunque yo nunca me puyé heroína ni fumé crack en los ochenta, aunque no he vivido el frío de una noche de snowstorm en un edificio abandonado sin calefacción. estas paredes a las que los blancos lo suficientemente atrevidos (para adentrarse en estas calles que hace años atrás eran impensables) se empeñan en sacarle brillo, una vez hace no tanto albergaron los posters de una adolescente recién mudada de la isla que aprendía a hablar inglés. estas salas que ahora esconden galerías de high art una vez fueron talleres de costura de guantes a consignación que las mujeres recién llegadas cosían y vendían por pieza.

pero algunas zonas de nueva york no tienen rent control-- me avisa un flyer en un community center de Loisaida, y ciudadanos con mayor poder adquisitivo están dispuestos a pagar cuatro veces lo que una familia por vivir aquí. poco a poco van desplazandose los habitantes, como si la población de la ciudad fuera un oruga con un millón de cabezas que se mueve lento pero se mueve. peña ayer me habló de que nyu quiere comprar apartamentos en este barrio para que sus estudiantes más cool tengan la posibilidad de vivir casi casi en el east village, comprar sus sombreros de invierno en los mejores vintage shops. peña dice que si nyu le da un millón por su apartamento de loisaida, fruto del sudor y sacrificio, de la locura de toda una generación desaparecida de tecatos, que si le dan un millón por su casa tomada pues se va. que con eso compra un apartamento en jackson heights y una casa pa su hermano en medellín.

por el contrario yo me pregunto quién pondrá sombrillas de colores para que no entre agua por las ventanas, quién pondrá sombrillas para que la gente se pare a mirar. a dónde llegará la turba de ruidosos inesperados que siempre llega a esta casa casi por intuición, gracias al eco del chisme de la casa del poeta que les contó fulano de tal en san juan, en santiago, en cali, en la habana, en el edificio ockupa de madrid. en dónde van a meterse las energías que se conjugan aquí alguno que otro viernes, en dónde meteremos las maletas, a qué poeta vivo le llevaremos flores.

ah?

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