6.12.05

nom

a María de los Angeles y su seudónimo
pasé muchos años sin usar mi nombre completo. odiaba cecilia. no es que sintiera un gusto particular por el nicole -mucho menos cuando en sagrados me decían nicolé por molestarme- pero el cecilia no podía entenderlo. ¡yo no conocía a nadie con ese nombre! me parecía ridículo, antiguo, colonial, religioso. aunque entonces no usara esas palabras para describirlo. lo único que sabía de mi nombre es que lo había escogido mi papá. gran cosa. a él no lo conocía mucho, nunca pude escucharle defender sus gustos. en todo caso, nicole “pegaba” con el guille francés de mi familia corsa. alguna vez de rebeldía quise enterrar también el apellido de mi padre, que al fin y al cabo me sonaba irónico si me miraba en el espejo. de todas formas, si iba a ser doctora o ingeniera mejor era que tuviera nombres y apellidos raros, alcurniosos, en francés. para entonces prefería el apellido de mi madre. la gente se requedaba descifrándolo y yo me complacía en el silencio de las letras que tenía demás.

lo que me rescató del nombre no fue la música. mi mamá se sabía una canción cecilia, pero en ese momento esa mucho menos era yo. (i get up to wash my face, when i come back to bed someone’s taking my place). sin embargo, empecé a escribir. de pronto necesitaba (como tú) una identidad de tinta. la mía no sabía ni papa de francés. apenas mascullaba un inglés accidentado y con acento. las erres dobles a veces ni siquiera me salían. este nombre tenía que ser sonoro y asequible. tenía que esconder alguna historia verdadera que no necesitara la versión que tal vez copiaría de mi padre si la hubiera conocido.

me empezó a gustar la repetición de eles de mi nombre. documentaba, desde el inicio, el quiebre, el mestizaje, la historia colonial de mi tierrita, a agencia blanqueadora de la inmigración tardía en el siglo diecinueve, las tierras del oeste destruidas por el ojo huracanado, las pretensiones burguesas que me habían encerrado en una marquesina con candado, la ‘aspiring’ clase media guaynabense, el sueño ganadero de arecibo, el divorcio de mis padres, los silencios de mi infancia, las preguntas.

4 comentarios:

Mara Pastor dijo...

( ' ' ) <-- ya sabes loque significa. si escribimos tu nombre así: nicol ec ecilia , parece el nombre científico de una flor exótica. un abrazo

[olobh] <-- bolo ??

Anónimo dijo...

Recuerdo cuando, de prepas en el colegio, nos burlabamos de nuestros segundos nombres diciendo que parecian de senoras de mas de 60 anos....que viaje.....lo unico que no puedo compartir contigo es el haberle encontrado el significado a Hermi...

Te adoro amiga

nicolececilia dijo...

tú te ganas el premio del segundo nombre chus!

Karl Andrews dijo...

Los nombres a veces no significan nada para quienes los ponen, nuestros padres nos lo dan de buena fe, sin saber como nos afectara en la vida, yo odio tanto el mio que me en los blogs me lo cambie por uno que me fascina...

Saludos
Karl