para Lauri
cuando la luciérnaga se estrelló a toda velocidad contra la camioneta, su luz permaneció un rato embarrada sobre el vidrio. la oscuridad de la muerte llegó poco a poco hasta el cadáver del coleóptero. el cuerpo se le quebró en decenas de pedazos que quedaron pegados a la superficie. no hubo sangre en la escena del suicidio, pero los trocitos del insecto siguieron brillando verdes contra el cristal del carro— como una pirotecnia en miniatura.
1 comentario:
Maravilloso.
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