Ha dejado de existir el mar.
El horizonte ha muerto.
Sólo quedan ciudades sucias
llenas de niños huérfanos.
El sol es un suicida rutinario,
cada tarde se entierra donde puede;
la luna hay días que no sabe salir.
Ha muerto el mar.
El mundo es una bola
de corales secos
y de peces que agonizan dando brincos.
Los ríos cierran las desembocaduras.
El sonido que lloran las ballenas
antes de morir es demencial.
Insoportable.
Las gentes andan confundidas, tristes:
el único lugar de la cordura
era el horizonte.
2 comentarios:
“Se declara sin fuerzas
y pide con vergüenza un poco de ternura.
Que le devuelvan, por favor, el mar.”
Elsa López
ha muerto el mar, dices...
y yo que apenas le buscaba...
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