se siente bien estar aquí, como adentro de lo correcto (aunque lo correcto mío nunca tiene que ver con lo correcto estándar). sólo andando a pie me siento libre y me gusta el continente que casi casi no termina de acabarse. algún día caminando voy a llegar al mar y será otra mi alegría. pero ahora tiene que ver con marcadores permanentes y un libro intervenido por xavier y yo según se despliega nuestro viaje, con estar en casa de anaïs y tomar café de olla y comer jocoque con aguacate y pimienta mientras leemos en voz alta piedra de sol de octavio paz y el tiempo se alarga y se acorta como si fuera de chicle o de masa de pan. coyoacán, san ángel, las calles empedradas, bares del centro histórico a los que no había entrado antes, cerveza oscura y mezcal y una danza serena en los viveros con mi gran maestro fede que me vuelve a hablar de la semilla, de los círculos, de la tierra, avanzar retrocediendo, de los principios y de los finales. ver pasar las nubes hace que me duela adentro de los muslos. y se siente bien.
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