25.4.09

noticias de la epidemia

10.00. Todo está más vacío

Son las diez de la manana. El corredor de los grandes museos del Paseo de la Reforma luce como si fueran dos horas mas temprano. Los mexicanos, muchos con mascarillas, hacen como que hacen vida normal pero todo esta más vacío. Parece un sábado de los de antes: menos atascos, menos histeria. Un sábado que se agradecería si no fuera porque cientos de actividades se han cancelado, y porque aún no sabemos qué rumbo tomará la emergencia decretada por las autoridades luego de que un brote de una rara gripe porcina se cobrara, oficialmente, más de 20 muertes en unas cuantas semanas.

10.02. 15 ramos de rosas

El pesero, como aca se llama a un bus de reducido tamaño, se ha ido llenando de a poco. Miguel trae dos docenas de ramos de rosas. Los vende a 4 euros cada uno, no sabe si hoy venderá igual. Está a punto de bajarse y dice que sí, que sí tiene miedo de contagiarse. No trae mascarilla pero "ya voy a comprarla". Se baja pero antes dice que no sabe si venderá lo mismo que otros dias, sus 15 ramos habituales.

10.06. Tapabocas

De los 20 pasajeros, cuatro traen tapabocas, como acá se les dice a las mascarillas. Nadie los mira con curiosidad. Javier tiene un expendio de dulces y trae la mascarilla pero enredada al cuello. "Es que tenía tos, y cuando toso sí me la pongo, para proteger a los otros".

10.13. Mascarilla azul

Primera parada. La villa de Guadalupe. Dicen que aquí se apareció la Virgen. El teniente (no quiso dar su nombre) es hoy aquí el más popular. Todos los autos se detienen. Él va a repartir 133.000 mascarillas. "La gente está agradecida, porque en las farmacias ya no hay", dice y todos los claxonazos le reclaman. Ya tengo mi mascarilla. Es azul.

10.25. Fieles con mascarilla

"Para que Dios ilumine a nuestros gobernantes sobre todo en estos momentos de enfermedades" dice un cura en el púlpito. "Oremos", responden todos los fieles que llenan las bancas. Son unos dos mil. La mitad con mascarillas.

12.56. Nada hace la santería

Me siento ridículo en el mercado de Sonora con mi tapabocas. Soy prácticamente el único que lo porta. "Mire, de lo que vendemos aquí nada sirve contra este virus. Lo único que sirve es lo que trae usted. Un tapabocas". La frase la dice Gloria Gonzalez, del puesto de santería "Botánica de Ifa y Yemaya". Un puesto donde maniquís más morenos que Obama le clavan a uno la mirada de canica.

14.00. Sin batería y sin lavarme las manos

Me he quedado sin batería. Entro en un cibercafé para seguir enviando algunas líneas, y me doy cuenta de que no me he lavado las manos en casi cinco horas. Tercera cosa que hago abiertamente mal. Las autoridades se cansaron de repetir que uno se debe lavar frecuentemente las manos. Y pagué el café, subí al pesero, saludé al encargado del metro en la villa, toqué los tubos del vagón, pagué la cerveza, toco un teclado público. Y cero lavarme las manos.


Tomado de El país, "Una ciudad sin miedo". Salvador Camarena


2 comentarios:

Anónimo dijo...

".., por favor no se acerqueeen, no quisiera (contagiar) a un inocenteee"

jajajaja, pinche vieja!

Lorena Illoldi dijo...

jeeeeeeeeeeeee

hoy más que nunca:

BÉSAME, BÉSAME MUCHOOOOO