14.10.09

pesca

me siento en el borde del edificio con las piernas colgando. abro una cajita y saco: dos sardinas muertas, un anzuelo, un cuchillo, un poco de escarcha, una caña. abajo, las calles parecen un océano. pesco. un sombrero de fieltro, una barquilla de limón, una revista que un señor lleva en la mano, la melodía ondulante de alguien que toca saxofón, todo el cansancio todo el pesimismo de las seis de la tarde, la foto más rebelde de la prensa del día, un ramo de margaritas africanas de una vendimia ambulante, la cerradura de una oficina, una de las bolitas que baila un malabarista, las pinzas de un artesano, el vértigo de las palomas, el último beso de una pareja que se despide frente a un hotel. después, remuevo todas las escamas, destripo la cosecha. con todas estas cosas, desde la azotea, voy a construir constelaciones.

1 comentario:

Ophir Alviárez dijo...

Onírico, esperanzador, fascinante. la voz se adentra en el alma del lector para invitarlo a ir con ella a ese mundo que se observa desde arriba -o desde abajo- y que cada uno carga sin que sepa develarlo...o escribirlo...

Desde ahí,

Ophir