27.10.10

a mano armada

juro que sobre el puente del río escuché respirar su lado humano, su rostro humano tomándome rehén, apuntando a mi corazón con su navaja bota, su corazón sin filo de delincuente joven, invadido de nervios de medianoche. decía desvístete por tápate los ojos. no me mires que me pones nervioso, gritaba nervioso, apuntando a mi corazón con su puñal sin filo. el el asalto fue inesperado para todos. me pregunto si los delincuentes también reconstruyen la memoria de la escena del crimen.

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