24.5.12


Una mujer que a los 30 años descubre puertas en el ruido de su genealogía. Una mujer que empieza a diagnosticar sus voces: una familia llena de mujeres solas, misteriosas, ella ha elegido el viaje por encima del amor. Ahora descubre un montón de mujeres con el cuerpo recubierto de pudor y vergüenza, desconectadas todas las aristas posibles del placer. ¿Por qué dormían en camas separadas abuelo y abuela, cuál dimensión solitaria del amor estaban habitando, cuál entrega católica se escondía en sus gestos de absoluto compromiso? (A mi abuelo, la artritis le impidió volver a quitarse su anillo de bodas).

Ya basta de mujeres tristes cargando en el ombligo todo el desconsuelo de cada terremoto toda la ansiedad del mundo. 

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