30.8.06
adiós verano...
29.8.06
estructuras fijas / piezas inamovibles
3er Encuentro de Nueva Poesía
7-14 de octubre de 2006
New York, NY
El Encuentro tiene dos exitosos antecedentes. En abril del año 2004 se llevó a cabo la primera jornada del Festival “Poetas en Nueva York” en honor a Pedro Pietri, en la que participaron más de 20 poetas durante tres días de eventos en el Nuyorican Poets Café del Lower East Side en Manhattan. La segunda jornada, en donde se acuñó el nombre de Encuentro de Nueva Poesía fue celebrada en octubre del 2005. Entonces contó con la participación de más de 40 poetas de distinta procedencia, entre ellos residentes en New York, originarios de países como Costa Rica, Colombia, Ecuador, y República Dominicana. Además, contó con la presencia de una delegación de poetas y artistas puertorriqueños que se trasladaron a la ciudad de Nueva York para participar de los eventos. El Encuentro se llevó a cabo en espacios diversos en el Ato y Bajo Manhattan, y los condados de Brooklyn y Queens y concluyó con la publicación de una antología poética de los trabajos de los artistas.
Partiendo de los exitosos antecedentes, el 3er Encuentro de Nueva Poesía busca potenciar los esfuerzos de años pasados para logar un evento de mayor magnitud. Contará con la participación de cerca de 100 artistas, en su mayoría poetas, además de artistas de la música y las artes visuales. Se ha extendido la invitación a artistas residentes en otras partes del país, así como se ha hecho un esfuerzo por involucrar artistas de distintas nacionalidades. Entre las actividades pautadas para la semana se encuentran diversas lecturas y performances en los cinco condados de la ciudad de Nueva York, talleres y ejercicios de creación para fomentar y estimular la integración y el desarrollo creativo durante el tiempo de duración del evento, y la publicación de un documento antológico que recoja una muestra de la producción artística de los participantes.
14.8.06
13.8.06
12.8.06
gustárbol
hoy fuimos al bosque. buscábamos un río pero nunca apareció. bajamos monte, nos sentamos en una piedra. luego en otra. el sonido del viento entre las hojas parecía la risa de algún cuerpo de agua. la brisa jugaba a tomarnos el pelo. gustavo corrió por la montaña silvestre y descalzo. dice que le gusta bien cabrón sentir las irregularidades del terreno en las plantas de los pies.
10.8.06
think (2)
ocho millones de individuos cada día
[sus idiomas, referentes
sus paisajes de memoria
el color neutro]
todo eso amontonado
acumulando polvo
alimentando ratas que se engordan
de basura cultural – desperdicio
de cualquier país de origen
aquí no llega nadie
sin una huida previa
(bienvenido)
respuesta a "perception" de Xavier Valcárcel
6/8/2006 - Umbrella House - Loisaida NY
poemas escritos a mano en una libretita vintage
que conseguimos por un dólar el domingo pasado
en el pulguero de la calle 11 con Ave A
8.8.06
la bisabuela
 llevo días queriendo contarte del fantasma que había visto mi tía. tal vez la madre de su madre, bisabuela mía, con un traje amarillo transparentándose en la noche, con botones en el pecho y un cuello redondo con encajes. el fantasma de la bisabuela cargaba una canasta y recogía del piso semillas de café. nadie sabía cómo habían llegado las semillas al palmar de su memoria. mi tía era la única que la había visto. aseguraba que la vieja transparente tenía una sola lupa correctora en el ojo izquierdo y que se le había aparecido para darnos un mensaje. ella, mi tía, era nuestra intérprete. en casa todos desconfiaban de sus certezas esotéricas. la daban por loca. nuestros pies sobre la tierra nos aseguraban que los fantasmas no existen. pero dos de nuestras tías abuelas más queridas se habían conmovido tanto con el cuadro: titi biba no dudó en decir que ese fantasma era su madre. titi ada había dicho que con ese mismo traje amarillo era que la habían enterrado. abuela, lo más racional que pudo, afirmó relativamente que el traje parecía ‘de antes’, que tal vez. mi tía había pintado el cuadro a regañadientes, bajo el ojo burlón de su marido y sus hijos, de su hermana mayor, su hermano menor, primitos y sobrinos. ella se emocionaba mucho cuando hablaba del fantasma. la verdad es que me conmovía. incluso me atrevo a decir que a veces, cuando sentía ganas de escucharle, mi tía hasta lograba convencerme. era de noche, la vieja se le había aparecido en una curva de cupey cerca de su casa. se inclinaba para recoger del suelo algún objeto que guardaba sistemáticamente en una canasta. ella le había tomado una foto opaca y borrosa, que luego reveló con sus acrílicos. lo que nadie se explica es de dónde salía el café si en el cuadro la vegetación de fondo parece un palmar, o, en todo caso, en cuál carretera de cupey hay tanta palmera. ahora mi tía se empeña en vender el cuadro, lo único que queda de esa bisabuela que nunca conocimos.
llevo días queriendo contarte del fantasma que había visto mi tía. tal vez la madre de su madre, bisabuela mía, con un traje amarillo transparentándose en la noche, con botones en el pecho y un cuello redondo con encajes. el fantasma de la bisabuela cargaba una canasta y recogía del piso semillas de café. nadie sabía cómo habían llegado las semillas al palmar de su memoria. mi tía era la única que la había visto. aseguraba que la vieja transparente tenía una sola lupa correctora en el ojo izquierdo y que se le había aparecido para darnos un mensaje. ella, mi tía, era nuestra intérprete. en casa todos desconfiaban de sus certezas esotéricas. la daban por loca. nuestros pies sobre la tierra nos aseguraban que los fantasmas no existen. pero dos de nuestras tías abuelas más queridas se habían conmovido tanto con el cuadro: titi biba no dudó en decir que ese fantasma era su madre. titi ada había dicho que con ese mismo traje amarillo era que la habían enterrado. abuela, lo más racional que pudo, afirmó relativamente que el traje parecía ‘de antes’, que tal vez. mi tía había pintado el cuadro a regañadientes, bajo el ojo burlón de su marido y sus hijos, de su hermana mayor, su hermano menor, primitos y sobrinos. ella se emocionaba mucho cuando hablaba del fantasma. la verdad es que me conmovía. incluso me atrevo a decir que a veces, cuando sentía ganas de escucharle, mi tía hasta lograba convencerme. era de noche, la vieja se le había aparecido en una curva de cupey cerca de su casa. se inclinaba para recoger del suelo algún objeto que guardaba sistemáticamente en una canasta. ella le había tomado una foto opaca y borrosa, que luego reveló con sus acrílicos. lo que nadie se explica es de dónde salía el café si en el cuadro la vegetación de fondo parece un palmar, o, en todo caso, en cuál carretera de cupey hay tanta palmera. ahora mi tía se empeña en vender el cuadro, lo único que queda de esa bisabuela que nunca conocimos. en este oleaje de gente
espero encontrarme contigo
bajo el agua
salada
que secretan los cuerpos
durante tanto baile
llena
en la superficie acuosa
de la piel
casi me sumerjo
no me siento
los destellos que se escapan
de las cosas vivas
su franja de partículas de luz
la corriente
amarrados a mi lengua
en este mar de gente
no hay que decir nada
aunque te encuentre
estamos sumergidos
1.8.06
la menor mierda posible
marasmo
el desquicie de ser algo materialmente distinto
a lo que habías escogido pa ti mismo una vez definitiva
hablándole al espejo de certezas, como si el capricho
de los cuerpos pudiera decidirse a solas
mirabas al mar porque del mar sabías
que no podías pedirle nada a cambio
a menos que tuvieras en las manos una caña o un arpón
ni siquiera a la piedra podías pedirle nada
-que daba cocolías a la hora de los jueyes-
ni siquiera al sol
y aprendiste a conformarte con la lluvia
a mirar las formas nuevas de la espuma
a sentir la arena entre las uñas
a recoger uvas costeras
con la esperanza simple de encontrarte
en el camino al señor de los icacos
un par de uvas maduras
o alguna procesión
ibas tan lleno de amarguras
con tus párpados abiertos llenándose de muertos
y la costra triste de lo que no te dio tu infancia
pegada al paladar
tu soledad era la misma que la mía
memoria que no cupo en el cuerpo
ni en el hoyo del olvido
por eso era que el mar nos definía:
no podías pedirle al mar lo que querías
pero siempre daba algo
solamente
pa Xavier, por tanto desencuentro
teníamos la costumbre de perdernos
aunque hubiera un compromiso previo y una cita
en San Juan era tan fácil distraerse
cambiar el rumbo, modificar los planes
podía ser que estuviera sola
que no encontrase casualmente ni a un amigo
que mirara con curiosidad los gatos
que preguntase direcciones a los deambulantes
y en vez de mapas, números y puertas
me devolvieran los pantanos arenosos
de su historia solitaria
siempre transeúntes
siempre solos y a punto de llorar
podía ser que quisiera sentarme en un peldaño
esperando una llamada que no recibiría
las líneas telefónicas nos fallan siempre, chico
la comunicación conspira
hoy no había que vernos
nubes grises
en el fondo de los ojos
no hacían falta ensayos
ni lecturas en voz alta
teníamos que perdernos
solamente solos
sabiéndonos perdidos
sabiéndonos cercanos
tal vez en la otra calle
deteniendo el tráfico apretado
con estos pasos solos
mirando perros satos
mearse en las esquinas
y estábamos tú y yo también marcando un territorio
podíamos
ser dueños de tanto pensamiento
comprar lotes vacíos
invadir las azoteas
escribir de soledades en los muros centenarios
de estas callecitas que no eran nunca de ninguno
tú y yo solos solamente solos uno a uno
mañana no íbamos a estar aquí tampoco
la cita verdadera era el poema
que no sabía de horarios ni cuadrículas ni mapas
[foto: Nicole Cecilia Delgado 7/30/2006 VSJ, luz natural]
 
 







